Observando, en plazas y esquinas concurridas, sobre
transeúntes cotidianos, me fue dado atisbar profundas cicatrices en el alma de
los hombres, mordeduras de nostalgia, costras de depresivos instantes de
soledad y suturas en pieles como tatuajes tribales bosquejados por un animal
terrible. Comencé mi búsqueda entonces del depredador urbano, del devastador
ser que produjera dichas heridas, convencido en mi ignorancia de la competencia
evolutiva, de la presencia tangible de dicha bestia entre las sombras de la
vida de los hombres. Desistió mi intento con el transcurso de los años, sin
explicaciones para la ausencia del depredador en la pirámide de personajes
posibles dibujada en las sábanas de mi cuarto. Mi mirada tropezó un día en el espejo,
con una hermosa cicatriz atravesando de lado a lado mi corazón y no supe que
nombre científico otorgarle, en homenaje vivo al inquieto animal, o al beso
terrible que recordara de aquella nostálgica tarde de octubre.
31 mayo 2013
27 mayo 2013
Exquisitos monstruos
Sombras como
caminantes de la memoria,
sombras como
apéndices y gritos mudos;
muchas veces
en el ocaso suspiramos
por lo
inaudito, lo roto…
o el detalle ínfimo.
El vértice
que no es vértice, sino uña,
la carcajada
que contiene el mimo ciego.
Un desván
vacío que se nubla de silencios
donde un
monstruo, o dos o tres…
juegan al
olvido.
Sombras como
pájaros negros del destino,
sombras como
quijadas demenciales,
siempre o
casi siempre entre el deseo
de ser
simple, transparente…
o
despertarse.
La cosa obvia
que engendra lo imposible,
lo imposible
que emite aullidos y desgarros.
El espejo
que devuelve nuestro grito
asustando al
otro, a ese…
desconocido
que miramos.
Afuera, a
extramuros, cansados de correr,
hastiados de
silencios e ignorancia,
abandonados
por otros sueños cotidianos,
dos o tres
exquisitos monstruos…
se alejan de
mis pasos.
Una pequeña historia
Ella no quiso besarme cuando yo
tenía doce años. Yo volví a besarla un día de marzo a mis cansados treinta y
pico. Ella me dijo que siempre la había perseguido la sombra de ese beso en las
nocturnidades y en los momentos de nostalgia, y que ya era hora de dejarse dar
alcance. Yo prometí siempre recordar su rostro y sus trencitas con cintas de
raso.
21 mayo 2013
Hada
Una
tarde, en mis caminos singulares,
entre
mis peces atiborrados de historias,
encontré
un hada de tan frágiles alas,
que
ante la más pequeña palabra, tiritaba.
De
hada el rostro y la sonrisa curiosa,
de
mujer un supuesto de saberla enamorada.
De
hada los élitros de cristal y la mirada,
de
mujer sus miedos, su pasión y sus poemas…
de
plata.
Hace
miles de años, un otoño incierto,
entre
mis oquedades y mis libros de cenizas,
encontré
un hada de lágrimas florales,
que
mi voz despertó una mañana en Lima.
De
hada una fotografía de su pie sobre la arena,
de
mujer una copa de buen vino compartida.
De
hada la seta que resguarda en su jardín,
de
mujer su pezón moreno imaginado…
de
cobre su mejilla,
de
pisco sour su beso,
de
amor su dulce cansancio.
Casablanca
El piano le sigue gustando, no es muy grande, cumple su
función, no ostenta. Contempla las paredes descascaradas en el fondo del local
y comprende, que son tiempos duros, a pesar de las ventajas del contrabando y
la ceguera de algunos prefectos corruptos. Lo de siempre, se dice, incorporar
una novedad parisina frente al piano y terminar invariablemente buscando al
viejo Sam en los hediondos burdeles de Marruecos para convencerlo, no sin
melancolía, de que retome su lugar. Se siente cansado, aburrido, olvidado, de
tener en la mano el mismo vaso de buen whisky, por lo menos queda eso, y los
amados Chesterfield sobre la madera lustrosa de la barra. “As time goes by”,
murmura la boca partida de Sam, esa negra cascada de palabras que carcome el
corazón y el alma de Rick El atardecer de posguerra en Casablanca solo trae
recuerdos de unos cabellos rubios de mujer.
19 mayo 2013
Entre mis islas
Entre mis islas
no hay gaviotas,
solo pájaros sin
nombres, sin textura.
Mi corazón solo
se mece en el viento,
como una hoja
sin dueño que se duerme.
Entre islas el
agua es:
tentación para
el que naufraga, delicia del artista,
es un camino de
corales y de pasiones,
un vaivén
cansino y calcáreo de colores,
moluscos
protegidos por mareas de nostalgia.
Entonces digo:
No son árboles,
entre islas,
solo ramas secas
de nostalgias.
No son árboles,
entre islas,
solo nervaduras
de un dios dormido.
16 mayo 2013
La Ciudad
En sueños vi una ciudad,
una metrópoli interminable, vasta, una edificación enorme que aplastaba los
sentidos, extendiéndose hasta un horizonte insospechado, fundiéndose con los
colores del ocaso. Una ciudad terriblemente densa, colapsante, una ciudad que
era una y mil ciudades, un edificio babilónico que poseía las sombras de todas
las orbes del mundo, de todas sus torres, y también poseía…todos sus errores.
Time Machine
Te invito hoy
a conocer,
la máquina
del tiempo,
la construí solo para ti
en este día
lluvioso y gris.
Un engranaje
sepia sin carmín,
como una
sonrisa sin un diente,
y el
solenoide de un tallo de trébol
que escondí
en tu libro de poesías.
Un disco de bronce
de un faro,
el que vimos
en la foto aquella tarde,
y la bobina
tesla de tus pestañas
resonando
sobre los azules de mi piel.
Un reloj con
bigotes de ébano,
un núcleo ámbar
latiendo como el tuyo,
y un
bimetálico con la temperatura justa,
del beso
aquel que más recuerdo.
Hay quien
dice que la maquina esta activa,
un segundo
por segundo hacia el futuro,
un segundo
por segundo sosegado,
11 mayo 2013
Las voces del recuerdo
En
el transcurso de su sublime edad había visto miles de rostros, ambiciosas
miradas, muecas en el desafío del tiempo. Había comprobado que el castigo a un
sentimiento puede ser más terrible que no escuchar las voces del recuerdo.
Había comprendido que el tedio no se parecía a esos reyes tiranos que conociera
tiempo atrás, si no al devenir de días cotidianos junto a la belleza de su
estanque esperando a la impuntual doncella, en la profundidad del bosque. Una
vez, había sorprendido al loco dios del sueño en sus caminos y compartió con
él, el peso ingrávido de sus palabras, una comunión de elementos solo visible
en las penumbras del momento. Un día, el viejo unicornio murmuró - ¡Esto ya no
es el paraíso! – Su pelaje brillaba de urbanas luciérnagas en un claro de luna,
su ojo ambarino atesoraba la edad de los árboles. Bayas y frambuesas silvestres
eran dulcemente apartadas a su paso. Le di la razón desde mi oscuro rincón de
paloma solitaria, no sin pesadumbre, no sin amargura, vigilar la plaza
encantada ya no era lo mismo desde el minuto aquel, en que la humanidad toda,
perdiera definitivamente su inocencia.
09 mayo 2013
Dinosaurio
Le dije, tal vez solo le insinué,
con una inocencia de milenios,
que había visto las llamas tristes
que devoraron los pastizales
viejos y resecos del Paraíso,
y también a un anciano hindú
invocando al Buda mientras
olisqueaba las hojas de guava,
precisando los días transcurridos
desde una muerte terrible.
Le dije, quizás solo le sugerí,
que la exigua garra del dinosaurio,
era en sí otra cosa, tal vez un sueño
devenido en esperanza de mano,
para narrar ilusiones y calendarios,
y que vi en un viejo museo mi rostro,
alargado, agrietado, de feroces dientes,
los ojos de ave hacia los costados,
mirando otros mundos imaginados,
mi estómago, huesos entre huesos.
Le dije, acaso le hable de otra forma,
rompí viejos fósiles que olían a barro
que se partían como indignos lápices,
aunque fueran también mis palabras
gritadas o gruñidas en el Paraíso;
y el anciano hindú continua hablando,
auscultando las nervaduras de mi mano,
sintiendo un leve, un pequeño latido,
él sabe, que el mundo no muere,
y le devuelve al saurio su destino.
08 mayo 2013
Salones Equinocciales
Cuando
el Emperador en su día más grato logró, no sin ciertas enardecidas miradas de
su consorte real, nombrar a la joven Ti-Peng como su Agasajadora de las
Alegrías Absolutas, fue la jornada en que comenzó su caída y por efecto
consecuente, el fin de su Imperio. En estos frágiles inicios su pasión se vio
magnificada por la multicolor osadía de las ornamentaciones que la joven
Ti-Peng, en abierta afrenta al antiguo mandato real de Homenaje y Respeto a los
Colores Pardos, extendía sobre los distintos Salones Equinocciales del Palacio
Prohibido. Fue así, Como el Emperador se encontró un día persiguiendo la grácil
belleza de Ti-Peng por los distintos ambientes rectangulares desde el naciente
Este del Dragón hacia el moribundo Oeste, deambuló así de esta manera en
búsqueda vana de sus favores encendidos, por el Salón de la Serenidad del
Rocío, por la Habitación de los Placeres Equívocos, por la Cámara de las Rosas
de Sangre y los Siete Aposentos del Candor del Nenúfar hasta el Apartamento de
las Verdades en la Mirada del Amor. Agitado, con el aliento en la palma de su
mano, el Emperador decidió confinar a la joven Ti-Peng en un solo recinto,
nombrándola Amante de la Antesala de la Noche, para aquietar sus pasos en un
solo lugar, ocultándola a miradas inquietas y donde por declinación hacia la
tristeza, Ti-Peng comenzó a languidecer, cerrándose en su mutismo como las
flores de invierno y muriendo de melancolía el día posterior al solsticio de
Primavera.
07 mayo 2013
Aquelarre
Y entre ellos.
Risas
que fluyen.
Lunas conspirando.
Sombras.
Carretas y andantes, círculos en la
noche.
Silencio.
Misterios primitivos.
Estrellas pardas.
¡Multitudes! ¡Multitudes! Avanzan,
círculos de muchos miedos.
Y
las setas entre ellos.
Un macho cabrío negro, espectral.
Caminos y carcajadas disimuladas.
Un oráculo partícipe de la muerte de los árboles.
Multitudes hacia el claro del bosque, en círculos de
aquelarre.
01 mayo 2013
Alquimista moderno – Respuestas
Le dije a mi amigo - “Casi perdí el amor, hace un tiempo atrás, y como un alquimista moderno trate de combinar los elementos importantes que se derramaban alrededor de mi ser, así fabriqué pócimas y artilugios compuestos de caricias evadidas a la hora del almuerzo o de la cena y rosas rojas en manteles de invierno” - Le dije eligiendo las palabras con celo y lentitud - “Los instantes que pasamos junto a la persona que amamos tienden a diluirse en el transcurso del tiempo, mas perdurará en nuestra memoria la sensación de la tibieza en la piel como un recipiente de frágil arcilla que absorbe las aguas primordiales y conserva entre sus grietas un perfume inolvidable” - Mi amigo escuchaba mi discurso de hombre básico y tenaz - “Se que de nada sirvieron esas evasiones medievales en mi década de desilusión de amor, ya que en el interior de mi corazón estaban, las respuestas a la equidad de mis ilusiones y en la plenitud de la correspondencia de unos besos, la fe perdida en el divagar sobre los sedosos cabellos de una mujer”
Suscribirse a:
Entradas (Atom)