Alguien mira hacia atrás con gesto despectivo, no puede creer tanto alboroto. Una grupa me pega a la altura de las costillas y evito por muy poco unas pezuñas. Se sospecha una traición o una entrega pactada. Susana dice que es algo político. A pesar del viento de tormenta que se acerca, el olor a nuestro alrededor es insoportable. Y también el miedo, las humedades y las dentelladas que casi siempre buscan un cuello desprevenido. La escalera se torna hedionda y resbaladiza. Empujamos a los más gordos, no por solidaridad, sino para evitar aplastamientos. Prefiguramos un encierro cruel y un destino incierto. Mi compañera avanza como dormida mientras comienzan a caer las primeras gotas de lluvia.
© Jorge Lacuadra - 2021
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