07 agosto 2018

Poetas buenos y poetas malos



Yo he leído y leo (no he dejado de hacerlo), a poetas buenos y malos en Facebook, poetas que tienen sus muros llenos de medallas, copas y diplomas, premios de grupos que se decían "Los Selectos del Verso" o “Poetas del Mundo”. He visto los elogios que se profesan entre ellos. Supongo que, al no saber distinguir la misión del poeta, solamente hacen culto de la persona para no poner en evidencia su propia necesidad de elogios y aplausos. Que de poetas buenos, malos y mediocres está lleno el mundo, pero la calidad no abunda, eso lo sabemos. ¿Pero quién se erige en juez para dar una categórica opinión negativa, sin creer, u olvidar, que su propia obra no fue juzgada alguna vez? Quién dice malo, no ayuda, no enseña, no predica. Quién dice malo, y encerrado en sus aires olímpicos no brinda su apoyo, es el peor crítico de cualquier obra. Siempre he dicho que los únicos jueces indiscutidos de nuestro trabajo somos nosotros mismos, los demás son actores secundarios en consecuencia. En realidad a todos nosotros solo nos juzgará el tiempo, ese filtro que elimina a muchos y consagra a muy pocos. La calidad es un valor intrínseco en estos días en que el lenguaje se despoja y se despuebla. Y el empeño de lo bien hecho debe proyectarse hacia el futuro. El que criticó, lo hizo sobre algo que leyó en el pasado y sobre algo que no quiere ni va a recordar, y si no le quedó, o no le gustó, es solamente incumbencia suya. No debe bajo ningún aspecto ofender a la otra persona, ni juzgar su mérito. Por el contrario se debe proteger y guiar. Y si no se protege a alguien que trata de comunicar la palabra que es el mayor logro humano, mal puede considerarse esa persona "Hombre de letras".


© Jorge Lacuadra - 2018
Ilustración: Internet


04 agosto 2018

Hoy es martes en el universo



Hoy es martes en el universo
y el tiempo atraviesa mi ventana,
mientras descuento los minutos,
para hallarme y volverme a perder.

Quizás entre estos libros abiertos
o las prisas de escribir en el papel,
vuelvo a perseguir tu nombre
entre las palabras de mi laberinto.

Hoy es martes de un silencio nuevo
de brisas, de sonrisas de verano,
mientras pasan los peatones en huida
olvidando el pausado atardecer.

Quizás entre todas las preguntas
o los últimos versos del ocaso,
reencuentro la poesía de tu rostro
pálida y sutilmente enamorada.

Hoy es martes de cielo en caída
de nubes apócrifas y de meteoros,
desmiento mi oficio de peregrinar
por un orbe que agoniza en vertical.

Quizás deba decir, no debo,
cien veces más que aquellas cien,
y declinar como el caballo de Epeo
en inmolarme antes de naufragar.

Hoy es martes en el universo
y el tiempo atraviesa mi ventana,
mientras descuento los minutos,
para hallarme y volverme a perder.


© Jorge Lacuadra - 2018
Fotografía: Internet