31 julio 2013

Escenarios

Había una vez un pájaro muy quieto, triste y solo en un jardín vacío, aumentando la soledad de la tarde o ignorando círculos de despedida. Y el anciano Fao Wei en el sosiego de esa tarde, solo hablaba del amor mirando la silueta del ave o escribiendo su nombre en la arena, lejos de la orilla y de la ola que se ha ido.
Había una vez un pájaro Que quebró su vuelo herido de angustia y perdió su cielo y perdió sus nubes tratando de llegar al jardín místico del sueño. Y el anciano Fao Wei cantaba melodías y en el viento sembraba, recorriendo la playa desnuda de caracolas y desprovista de tiempo.
Había una vez arcoíris de plumas y alas en el aire, pero cuerpo viejo olvidado de trinos; y el pájaro eligió el jardín, su más hermoso deseo. Y el anciano Fao Wei, alguien tan triste y solo como el pájaro en la tarde, pero sin su consuelo, ni su libertad de morir a cualquier hora, en cualquier suelo.
Había. Había amor y sol en ese cielo; se desgranó la arena, se deshizo una nota en el silencio y grito el viento sin pausa. Había Ya no hay. Se ha retirado del escenario el anciano Fao Wei junto al ave solitaria,  pero vacío y carente de la simpleza de su sueño.


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