Imposible es saber a qué distancias estoy de ti,
cuando
cae esta tarde y revuelves tu café.
Mi
imposible es caminar junto a los sonidos
que
te envuelven.
Lo
único real es nombrarte y olvidar los ecos.
Imposible
es quedarse a solas con tu nombre,
entre
los espirales de este humo de lunes viejo.
Mi
imposible es reconocer el sabor de tus labios
que
saben lejanos.
Lo
único real es pensarte y romper el silencio.
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