21 agosto 2013

Inmoralidad

          De boca en boca, de camino en camino, de ciudad en ciudad, la triste noticia llegó a oídos de la honorable dama de Li Tsei-wa en la provincia de Henan. En las fronteras del Imperio, donde una avanzada de los manchurianos doblegaba al ejército, el General Cho Wei, había demostrado con escándalo abierto, ciertas inclinaciones románticas hacia su montura particular. El amor del diestro hombre de armas por el insigne equino había trascendido los límites de sus subalternos y provocado no pocas opiniones terribles y encontradas, motivando comentarios sugerentes a pesar de su promesa de fidelidad a la dama de la provincia de Henan. Hubo algunos intentos de encubrir la inmoralidad, tardíos ante el hecho consumado de haberlos hallado el centinela durmiendo juntos, noble arquero y cuadrúpedo, bajo la sombra de unos palisandros alejados del campamento. La honorable dama Li Tsei-wa, irremediablemente despechada, se suicidó al amanecer, mientras en la frontera bélica, una espada manchuriana cercenaba la cabeza del descuidado amante. En la provincia de Henan, se encuentra la única estatua conocida del General Cho Wei, y es la única también cuya montura, equivoco homenaje del artista, tiene una flecha clavada en el corazón.


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