08 mayo 2013

Salones Equinocciales


           Cuando el Emperador en su día más grato logró, no sin ciertas enardecidas miradas de su consorte real, nombrar a la joven Ti-Peng como su Agasajadora de las Alegrías Absolutas, fue la jornada en que comenzó su caída y por efecto consecuente, el fin de su Imperio. En estos frágiles inicios su pasión se vio magnificada por la multicolor osadía de las ornamentaciones que la joven Ti-Peng, en abierta afrenta al antiguo mandato real de Homenaje y Respeto a los Colores Pardos, extendía sobre los distintos Salones Equinocciales del Palacio Prohibido. Fue así, Como el Emperador se encontró un día persiguiendo la grácil belleza de Ti-Peng por los distintos ambientes rectangulares desde el naciente Este del Dragón hacia el moribundo Oeste, deambuló así de esta manera en búsqueda vana de sus favores encendidos, por el Salón de la Serenidad del Rocío, por la Habitación de los Placeres Equívocos, por la Cámara de las Rosas de Sangre y los Siete Aposentos del Candor del Nenúfar hasta el Apartamento de las Verdades en la Mirada del Amor. Agitado, con el aliento en la palma de su mano, el Emperador decidió confinar a la joven Ti-Peng en un solo recinto, nombrándola Amante de la Antesala de la Noche, para aquietar sus pasos en un solo lugar, ocultándola a miradas inquietas y donde por declinación hacia la tristeza, Ti-Peng comenzó a languidecer, cerrándose en su mutismo como las flores de invierno y muriendo de melancolía el día posterior al solsticio de Primavera.


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