Te invito hoy
a conocer,
la máquina
del tiempo,
la construí solo para ti
en este día
lluvioso y gris.
Un engranaje
sepia sin carmín,
como una
sonrisa sin un diente,
y el
solenoide de un tallo de trébol
que escondí
en tu libro de poesías.
Un disco de bronce
de un faro,
el que vimos
en la foto aquella tarde,
y la bobina
tesla de tus pestañas
resonando
sobre los azules de mi piel.
Un reloj con
bigotes de ébano,
un núcleo ámbar
latiendo como el tuyo,
y un
bimetálico con la temperatura justa,
del beso
aquel que más recuerdo.
Hay quien
dice que la maquina esta activa,
un segundo
por segundo hacia el futuro,
un segundo
por segundo sosegado,
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