Ella no quiso besarme cuando yo
tenía doce años. Yo volví a besarla un día de marzo a mis cansados treinta y
pico. Ella me dijo que siempre la había perseguido la sombra de ese beso en las
nocturnidades y en los momentos de nostalgia, y que ya era hora de dejarse dar
alcance. Yo prometí siempre recordar su rostro y sus trencitas con cintas de
raso.
1 comentario:
Estimado Jorge:
Gracias por compartir tu blog. Me dio dado gusto leer varios textos aquí incluidos.
Un saludo cordial, que estés muy bien
Analía Pascaner
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